Paolo Ruffini
Paolo Ruffini (Valentano, 22 de
septiembre de 1765 – Módena, 10 de mayo de 1822) fue un matemático y médico
italiano.
Paolo Ruffini nació el 22 de
septiembre de 1765 en Valentano, Estados Papales, y murió el 10 de mayo de 1822
en Módena, actual Italia. Su padre, Basilio Ruffini, era médico en Valentano.
De niño parecía destinado a la carrera religiosa. Su familia se mudó a Reggio,
en el ducado de Módena, en el norte de la actual Italia y Paolo entró en la
universidad de Módena en 1783 para estudiar matemáticas, medicina, filosofía y
literatura.
Entre sus profesores estaba Luigi
Fantini, que le enseñó geometria y Paolo Cassiani que le enseñó cálculo. En
aquel entonces, la familia Este gobernaba Módena y en 1787, Cassiani fue
elegido concejal, teniendo que dejar la universidad. Así fue como el curso de
Cassiani sobre los fundamentos del análisis fue impartido por Ruffini durante
el curso 1787-88 cuando todavía era estudiante. Finalmente, el 9 junio de 1788
Ruffini se graduó en filosofía, medicina y cirugía. Poco después consiguió su
grado en matematicas.
El 15 de octubre de 1788, fue
nombrado profesor de fundamentos de análisis. Después, Fantini, que le había
enseñado geometría perdió poco a poco la vista y tuvo que renunciar a su
puesto. Ruffini fue elegido catedrático de Elementos de Matemáticas en 1791.
Sin embargo, Ruffini no era sólo matemático. También, en 1791, obtuvo la
licencia para ejercer la medicina en Módena.
Después de la revolución
francesa, era tiempo de guerra. A principios de 1795 Francia obtenía victorias
en todos los frentes. En el norte de Italia las tropas francesas amenazaban las
posiciones austro-sardas. En marzo de 1796 Napoleón Bonaparte tomó el mando de
la campaña. Derrotó a esas tropas y marchó sobre Turin. El rey de Cerdeña pidió
un armisticio y como resultado Niza y la Saboya fueron anexionadas a Francia.
Bonaparte continuó la guerra contra los austríacos y ocupó Milán pero fue
retenido en Mantua. Firmó armisticios con los duques de Parma y de Módena.
Después ocupó Módena y, contra sus deseos, Ruffini se encontró en medio de todo
este trastorno político.