Siempre que
hablamos o escribimos con la intención de contar algo que nos ha sucedido a
nosotros o que les ha pasado a otros construimos textos narrativos. Los hechos
que se cuentan pueden ser reales, como ocurre en las noticias periodísticas,
las crónicas históricas, las retransmisiones deportivas; o ficticios, como los
que se relatan en los mitos, las leyendas, los cuentos tradicionales o las
novelas. Narrar es, por tanto, contar hechos reales o ficticios que están
protagonizados por distintos personajes.
La narratología es la teoría de los textos narrativos. A
través de ella se intentan definir los límites y las características de la
narración, que no siempre están claros. Para fijar las fronteras de la narración,
muchos estudiosos han analizado la forma en que se construye un texto
narrativo. Básicamente en un texto narrativo el emisor relata una narración,
que es una historia en la que ocurren una serie de acontecimientos relacionados
lógica y cronológicamente, causados o experimentados por unos personajes.
Los críticos textuales a lo largo de los años han tenido diferentes
formas de acercarse a los textos narrativos, lo que ha permitido resaltar
determinados aspectos de la narración, desde los puramente formales hasta los
sociales o psicológicos. En el cuadro siguiente se pueden ver las principales
teorías desarrolladas a lo largo del siglo XX:
CORRIENTES DE LA INTERPRETACION DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
CORRIENTES DE
INTERPRETACIÓN DE LOS TEXTOS NARRATIVOS
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Formalismo
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Considera la forma del texto como un elemento esencial
para entender el contenido.
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Estructuralismo
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Analiza la estructura argumental de cada texto
equiparándola a las estructuras gramaticales del lenguaje.
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Psicoanálisis
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Interpreta las diferentes maneras de expresión e
interacción de los sentimientos en un texto.
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Marxismo
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Combina la interpretación de las raíces sociales de
un texto con el sentido que se desprende de su ideología política.
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Deconstrucción
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Desmonta las concepciones anteriores sobre los textos
a través de un análisis lingüístico del significado. .
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Una narración es el relato de unos hechos reales o
imaginarios que les suceden a unos personajes. Así pues, cuando contamos algo
que nos ha sucedido o hemos imaginado tenemos que hacerlo según una estructura
o «esqueleto» sobre el que se va montando todo lo que sucede en el relato.
Las buenas
narraciones suelen presentar los hechos de modo que se capte y mantenga la
atención de los destinatarios. En su forma más típica, las narraciones se
estructuran de una manera bastante sencilla.
•
El marco narrativo es
la primera parte del relato. En él se sitúan espacial
y temporalmente los hechos, se presenta a los personajes que van a protagonizar la
historia y se expone la situación inicial, que
generalmente es una situación de equilibrio.
• El acontecimiento
Inicial es el hecho que rompe
el equilibrio original y desencadena el conflicto que dará
lugar a la acción.
• Las acciones son las distintas actuaciones que los personajes
llevan a cabo para resolver el conflicto planteado.
• La solución supone el paso a una situación
final, es decir,
a una nueva situación a la que se llega como
consecuencia de las acciones de los personajes.
Una buena narración ha de ser dinámica y mantener el
interés del lector. Por eso es preciso realizar varias tareas: seleccionar los
hechos que se narran -no hay que contarlo todo-; caracterizar adecuadamente a
los personajes que intervienen, prestando mucha atención a los diálogos;
ambientar los hechos en el tiempo y el espacio de manera que resulten
verosímiles; y presentar las acciones de forma ordenada y progresiva.
Para elaborar una narración es necesario, en primer lugar, tener claro el tema: la historia de
un asesinato, la conquista del Polo Norte, un
viaje al futuro... A partir de ahí, el autor diseña a sus personajes, elige los
escenarios y traza un plan general de la obra:
Imagina los hechos y circunstancias más importantes y crea un «esqueleto
argumental» que irá completando a lo largo del proceso de escritura.
El inicio es fundamental en toda narración. De él depende
que el lector siga leyendo y se interese por la obra. Tras él se desarrollan los distintos
episodios que forman la trama.
El final de la narración es también muy importante. En él se
produce el desenlace de la acción. Puede ser abierto
o cerrado, previsible o sorprendente, pero siempre ha de resultar verosímil.
Escribir un
relato
Para construir un
buen texto narrativo, hay que tener en cuenta estas recomendaciones:
•
Procurar que los
sucesos que contemos consigan captar el interés de los receptores.
Esto se logra fácilmente cuando los sucesos son de por sí interesantes porque
sean hechos poco corrientes o extraordinarios, pero también puede obtenerse presentando
un hecho común de forma muy atractiva, creando misterio, suspenso o
introduciendo elementos sorprendentes, por ejemplo.
•
Seguir siempre
un orden establecido que permita al receptor comprender
fácilmente el relato. En un principio, hasta que se adquiera destreza
narrativa, hay que procurar adecuar el relato al orden lineal: inicio,
desarrollo, desenlace.
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El verbo ha de ser el protagonista indiscutible de Ia
narración. El principal tiempo narrativo es el pretérito perfecto simple o el
pretérito imperfecto, aunque también se puede utilizar el presente. Hay que
evitar abusar de verbos de significado poco preciso como hacer. Recordemos que
cada acción de los personajes puede ser explicada mediante un verbo específico:
fabricar, preparar, cocinar...