Matemáticas fáciles y para todos: Los nutrientes y sus tipos

Los nutrientes y sus tipos

Llamamos nutrientes a todas aquellas sustancias que conseguimos a partir de los alimentos, y que son necesarias para el correcto funcionamiento del organismo. Básicamente, los empleamos para obtener energía, construir nuestra propia materia y participar en algunos procesos del organismo. Los nutrientes nos son alimentos sino componentes de los alimentos.
Los nutrientes son sustancias muy variadas algunas son muy complejas, y otras, muy sencillas. En función de su abundancia en los alimentos, distinguimos dos tipos de nutrientes: los macronutrientes y los micronutrientes.


  • Los macronutrientes son los componentes mayoritarios de los alimentos. Son proteínas, los glúcidos y los lípidos. El agua y la fibra se incluyen en este tipo, porque son muy abundantes en los alimentos.
  • Los micronutrientes son sustancias que necesitamos en muy pequeñas cantidades. Son componentes minoritarios en los alimentos, como las vitaminas y los minerales. Nos hacen falta cantidades muy pequeñas de estas sustancias, pero su carencia en nuestra dieta produce graves enfermedades. El sodio y el potasio intervienen en procesos importantes, como en el funcionamiento del sistema nervioso o el control del latido cardíaco.
  
 Los glúcidos son macronutrientes cuya principal función en el organismo es proporcionar energía a nuestra células. Los glúcidos más abundantes en la dieta son las féculas, los azúcares y la fibra.
 Los lípidos cumplen numerosas funciones en nuestro organismo, pero la más importante es la de suministrar energía. Se encuentran en los aceites vegetales (de oliva, girasol...) y en las grasas animales (panceta o tocino, manteca...).
 El agua es un macronutriente imprescindible como componente de la materia viva y para mantener nuestro medio interno líquido. Necesitamos ingerir diariamente al menos 3 litros de agua. De ellos, 1.5 litros provienen de los alimentos; el resto debemos beberlo cada día.
 Las proteínas son necesarias para que nuestras células puedan construir su propia materia. Podemos obtener proteínas de alimentos de origen animal (carne, pescado, huevo) y de origen vegetal (legumbres, cereales, etc). 

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