François Viète
Hijo de un procurador, Viète
estudiaba derecho en Poitiers. En 1560, se convierte en abogado en
Fontenay-le-Comte. Se le confían de golpe importantes asuntos, en particular la
liquidación de las tierras en la región de Poitou de la viuda de Francisco I y
los intereses de María Estuardo, reina de Escocia.
En 1564, pasa al servicio de la
casa de Soubise como secretario particular encargado de defender los intereses
de la familia. También pasa a ser preceptor de Catherine de Partenay, con la que
seguirá unido toda su vida. Se mueve en los círculos de la aristocracia
calvinista más conocida: conoce a los principales jefes Coligny y Enrique I de
Borbón (Príncipe de Condé), y también a Jeanne d'Albret, reina de Navarra y al
hijo de ésta, Enrique de Navarra, futuro Enrique IV.
En 1571, pasa a ser abogado en el
Parlamento de París, y se le nombra consejero en el Parlamento de Rennes en
1573. En 1576, entra al servicio del rey Enrique III, quien le encomienda una
misión especial. En 1580, pasa al servicio exclusivo del rey en el Parlamento
de París.
También en 1580 Viète se encarga
de un importante pleito que opone al duque de Nemours con Françoise de Rohan, y
que se falla en beneficio de esta última. Esto le valió el odio de la Liga
Católica, que conseguirá en 1584 que se le aparte de sus funciones. Enrique de
Navarra redactará varias cartas en favor de Viète, intentando que recuperara su
puesto al servicio del rey, pero no se le escuchará. Viète dedica esos años en
los que se verá apartado de la vida política a las matemáticas.
Expulsado de París en 1589, tras
la jornada de las barricadas, el 12 de mayo de 1588, Enrique III se ve obligado
a refugiarse en Blois. Hace un llamamiento a los oficiales reales para que se
reunan con él en Tours antes del 15 de abril de 1589: Viète responde a este
llamamiento entre los primeros.
Tras la muerte de Enrique III,
Viète pasa a formar parte del consejo privado de Enrique IV,quien lo admira
mucho por su talento matemático. A partir de 1594, se encarga exclusivamente de
descifrar los códigos secretos enemigos, tarea que venía desarrollando desde
1580.
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