Tras la entrada del ejercito trigarante a la capital del
país, Iturbide enfrentó graves problemas y tomó la decisión de coronarse
emperador. Su gobierno no duró mucho tiempo. Santa Anna lo derrocó.
Al día siguiente de la entrada del ejército trigarante a la
Ciudad de México, Agustín de Iturbide convocó a la junta provisional Gubernativa,
la cuál se constituyó con individuos de todos los países que gozarán del mejor
concepto, pero que no fueran insurgentes. Las decisiones políticas quedaron en
manos de los realistas, por esta razón la junta firmó la declaración de
independencia y nombró una regencia formada por cinco individuos y presidida
por Iturbide.
Iturbide no tardó mucho tiempo en escribir a los
guatemaltecos para invitarlos a anexarse al naciente país, pues la mayoría de
sus cabildos se habían adherido al Plan de Iguala. Después de la votación de
sus ayuntamientos, la capitanía se unió a México y el territorio se amplio
hasta la actual Costa Rica.
Así, el 24 de febrero de 1822, el Congreso Nacional inauguró
el primer aniversario del Plan de Iguala. El optimismo de los primeros días
terminó siendo eclipsado por las sombras que comenzaron a presentarse en el
horizonte, las Cortes españolas desconocieron los tratados de Córdova y con
ello se inició la pugna entre iturbidistas y borbonistas. Los problemas se
agudizaron rápidamente, el gobierno recurrió a los préstamos y la falta de
experiencia parlamentaria distrajo al Congreso con cuestiones menores, al
tiempo que abandonaba el cuidado de la hacienda pública y la redacción de la
carta magna.
Ante las pugnas,
Iturbide opto por amenazar con su renuncia, y cuándo corrió el rumor de que el
congreso iba a reducir el tamaño y la fuerza del ejército se inicio un motín.
El 18 de mayo de 1822, al grito de ¡Viva Agustín I ¡, emperador de México, el caudillo se hizo del poder con la anuencia
del Congreso: 67 diputados votaron a
favor de su coronación y tan solo 17 lo hicieron en contra. Para ellos era
preferible un emperador “mexicano” a uno borbón.
El 21 de julio de 1822 se llevó a cabo la coronación de
Iturbide con la pompa que permitía la falta de recursos. A pesar de lo que
supusieron los diputados que permitieron la coronación, el enfrentamiento entre
el emperador y el congreso no se hizo esperar, pues Fray Servando Teresa de
Mier, un ardiente republicano, se unió a las logias masónicas para conspirar
contra Iturbide. Ante estos hechos, Iturbide disolvió el Congreso y lo
sustituyo por una junta Nacional Instituyente, formada por los diputados que le
eran fieles.
El descontento por la disolución del Congreso fue
aprovechado por Santa Anna, quien el 2 de diciembre de 1822 se pronuncio en
favor de la república. Iturbide envió tropas contra el alzado, pero su enviado
lo traiciono y se unió a las fuerzas de Santa Anna para publicar el plan de
Casa Mata, que exigía la elección de un nuevo Congreso.
Una vez reunido el Congreso convocado por Santa Anna se negó
a aceptar la abdicación del emperador con el extraño argumento de que el
imperio había sido ilegal. No obstante, le cedió una pensión a Iturbide. El
congreso e negó a convocar a elecciones y nombró un triunvirato como gobierno
provisional, el cuál estaba integrado por Pedro Celestino Negrete, Guadalupe
Victoria y Nicolás Bravo, con Miguel Domínguez y Vicente Guerrero como
suplentes.
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