El tejido nervioso solo aparece en los animales, y está
integrado por dos tipos de células: las neuronas y las células de la glía.
Las neuronas son la unidad anátomica y funcional del tejido
nervioso. Son células especializadas en la recepción y transmisión de señales.
Las señales que transmiten son de tipo eléctrico y se denominan impulsos
nerviosos. Suelen formar redes complejas por todo el organismo. Solo los
animales son capaces de integrar la recepción del estímulo con la conducción de
la respuesta, gracias a las neuronas. Los más evolucionados tienen un centro de
procesamiento y control, que determina un complejo sistema nervioso.
Una característica de las neuronas es que no se dividen. Si una neurona muere, ninguna
otra la reemplaza.
En las neuronas encontramos tres partes claramente diferenciadas:
las dendritas son pequeñas prolongaciones ramificadas del cuerpo celular y se ocupan
de recoger la información.
El cuerpo celular es la parte más gruesa de la neurona. En
el se encuentran el núcleo y la mayoría de los organismos celulares. Recibe la
información de las dendritas.
Por último el axón es una larga prolongación que parte del
cuerpo celular y se ramifica en su extremo.
Se ocupa de transmitir la información a la siguiente
neurona.
En algunas neuronas, especialmente de invertebrados puede existir una
sola prolongación que se divide posteriormente en dos partes.
En los vertebrados existe un conjunto de células no
neuronales que se encuentran entremezcladas con las neuronas en el tejido
nervioso: son las llamadas células de la glía, que las protegen, sujetan y alimentan. Cada tipo celular de
la glía desempeñan una función determinada.
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