Un tsunami se forma, por ejemplo, cuando el fondo oceánico es levantado súbitamente por un terremoto. Este movimiento del fondo produce una gran agitación de las aguas y origina la serie de olas que configuran el tsunami.
En su origen, estas olas son casi imperceptibles: son de unos 40 cm o menos, aunque a veces llegan a tener 1 m de altura. Una ola y la siguiente están separadas por más de 1 km de distancia. Pero, cuando las olas llegan a la costa, se amplifican notablemente. Se han producido tsunamis con olas de 30 m de altura, aunque otros con olas de solo 3 a 6 m de altura, también son muy destructivos.
La olas avanzan a gran velocidad, hasta 800 km/h. Pueden recorrer océanos enteros, de forma que un terremoto en Chile puede causar un tsunami en Japón.
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