Es sorprendente la diversidad de fósiles que existen. Pueden fosilizar no solo las partes más duras de los animales y las plantas, sino también partes mucho más blandas de su cuerpo, e incluso restos de su actividad.
Las partes duras, como los esqueletos externos, la dentadura, los caparazones, etc,.Son los fósiles más comunes. Ejemplos son las conchas de moluscos o los huesos de algunos vertebrados.
Los moldes corporales son otro tipo de fósiles. Se trata de huellas de el cuerpo de un ser que se han conservado mineralizadas. Pueden ser moldes internos, como, por ejemplo, el que queda cuando se petrifica el barro que penetra en la concha vacía de un molusco, o moldes externos.
Las huellas de actividad son un conjunto muy variado de fósiles, que muestran evidencias de la actividad biológica. Ejemplos son los fósiles de excrementos (coprolitos) de dinosaurios, las pistas de reptación de invertebrados, las huellas de las pisadas de dinosaurios y aves, etc. Se trata de fósiles bastante menos comunes, pero que proporcionan mucha información sobre la vida de los seres del pasado.
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