Esto quiere decir que un metro cúbico de aire ( volumen
equivalente a 1.000 litros), pesa aproximadamente un kilogramo.
La densidad del aire no es la misma en toda la Tierra. Se puede
comprobar fácilmente que disminuye con la altitud: es menor en las montañas que
a nivel del mar, y todavía menor en las capas más altas de la atmósfera.
Decimos que, en muchas zonas elevadas, el aire está enrarecido i no es del todo
apto para nuestra respiración. No obstante, en muchos casos es posible
adaptarse a la respiración en elevadas altitudes. En el área andina, por
ejemplo, así como en el Himalaya, muchas poblaciones se encuentran por encima
de los 3.500 m sobre el nivel del mar. Las personas que habitan en estos
lugares tienen mayor capacidad pulmonar que la media, y en su sangre hay más
hemoglobina ( la proteína transportadora del oxígeno). Ambas son claras
adaptaciones a la respiración del aire enrarecido, pobre en oxígeno,
característico de las zonas en las que viven.
Si cualquier persona procedente de un lugar de menor altitud viaja
a estas zonas elevadas, tendrá dificultades para respirar, sensación de mareo y
fatiga al realizar actividades físicas. De hay que sea necesario un período de
aclimatación para los alpinistas que tratan de escalar las cimas más altas.
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