El mármol es una roca metamórfica que se origina a partir de la caliza (o de la dolomita). Puesto que esta roca es muy abundante en la corteza, el mármol también lo es, y, además, es muy variable. En general, el mármol es una roca más dura que la caliza, su grano es mucho más fino, y su aspecto, más terso. Puede pulirse hasta conseguir superficies muy brillantes y sedosas, por lo que se ha considerado siempre una roca de gran interés para el arte y la decoración.
Durante el metamorfismo de la caliza, los fósiles que contienen estas rocas desaparecen (aunque no siempre, porque es posible encontrar mármoles pulidos en los que se observan cortes de fósiles). Los restos de los fósiles y el cemento original de la roca se disuelven y se recristalizan. Puesto que los nuevos cristales de carbonato de calcio (calcita) que se forman lo hacen prácticamente al mismo tiempo, su tamaño es muy homogéneo. Esta es la causa del aspecto tan particular de la textura del mármol.
El mármol se obtiene en canteras al aire libre. Las canteras más conocidas mundialmente son las de Carrara (Italia) y las del Pentélico (Grecia). Con mármol de Carrara, el escultor italiano Miguel Ángel Buonarroti realizó algunas de sus más bellas creaciones. Y con mármol del Pentélico se construyó el Partenón en la acrópolis ateniense.
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